Master of None – Unbreakable Kimmy Schmidt – En Streaming

Publicado por Geraldy Cañete en

Mayo ha sido un mes intenso para las producciones originales de Netflix. Entre  Girlboss, Sense 8 y el próximo estreno de  Twin Peaks, a penas podemos seguirles el ritmo. Pero no quería dejarlas fuera, aquí algunas ideas sobre lo nuevo de Master of None y de Unbreakable Kimmy Schmidt:

Master of None

Master of None - Aziz Ansari

Voy a ser honesta, cuando me senté a ver el primer episodio de esta segunda temporada, pensé: ¿Qué es esto? ¿Acaso la versión millenial de Ladrón de Bicicletas? Sentí pánico -algunas cosas son sagradas- pero saben qué, no lo es.

Master of None es todo lo contrario. Es la historia cuasi autobiográfica de un hijo de inmigrantes que creció con los relatos de sacrificio y precariedad de sus padres, pero que nunca tuvo que pasar hambre. Aziz Ansari y Alan Yang no están interesados en dotar a sus personajes de una densidad que no pueden llegar a tener. En cambio, lo que hacen es narrar sus pequeños conflictos cotidianos pidiendo prestadas otras estéticas. Y lo queda al final es un relato episódico sobre la juventud en Nueva York. Un vistazo a esa generación (la nuestra) que sin un deber histórico claro, invoca el arte de tiempos pasados intentando absorber algo de la pasión de esas otras generaciones.

Porque entre los malentendidos románticos y las crisis vocacionales, cualquier paralelo con el neorrealismo no pasa de lo anecdótico.

Master of None - Aziz Ansari 1

Se ve bonito todo…

Los diez episodios de esta temporada sirven a modo de cortometrajes. Incluso se dan el lujo de incluir un capítulo dedicado completamente a personajes desconocidos, en un breve vistazo a las condiciones en las que viven los inmigrantes y miembros de otras minorías. Pero al final, no hay un gran gesto político. La historia de Dev carece de urgencia, es más bien un placentero viaje para los sentidos, con un comentario al pie sobre la descomunicación inducida por las nuevas tecnologías, o la presión por desilusionar las expectativas de nuestros padres.

Sin un credo que les provea sentido, Dev y sus amigos están condenados a la liviandad de una vida hedonista. Ante la falta de una causa unificante, lo que nos queda es la necesidad de pasar el rato bien. De buscar la felicidad produciendo para otros (el mito de la carrera profesional exitosa), o encontrando a nuestra alma gemela en alguna aplicación móbil. Pero al final, lo único que nos queda es probar los mejores restaurantes de la ciudad, conocer los bares más ingeniosos, ir al teatro, ver cine arte. Goces efímeros, triviales, intrascendentes. De cierto modo, en su obsesión con Antonioni y las baladas italianas de los 60s, los protagonistas develan el deseo por sentir una pasión real. Aunque en un contexto de necesidades más o menos satisfechas, es difícil de imaginar.

Unbreakable Kimmy Schmidt

En esta temporada Kimmy va a la universidad, Jacqueline descubre sus ambiciones profesionales, Lillian pasa de activista nostálgica a representante popular y Titus protagoniza el mejor remake de un video de Beyoncé. Y al final, todos están un poco más grandes. Un crecimiento que ocurre casi sin que nos demos cuenta, entre rareza y rareza, entre chiste y chiste.

Unbreakable Kimmy Schmidt- Titus

También hay mucho del humor absurdo que caracteriza a esta colaboración entre Tina Fey y Robert Carlock. Y que de paso revelan la irracionalidad de algunas prácticas por las que abogamos hoy. Antes fue la cruzada por la representación justa de personajes asiáticos, ahora es la visión de feminismo que defienden las universitarias liberales (usar la misma ropa incómoda que hemos estado utilizando desde antes de la Ilustración, pero bajo la premisa de que nos vestimos para nosotras y no para llenar la expectativa social de la belleza femenina).

Aunque el momento más importante está en su episodio final. Kimmy ha estado luchando con la idea de compartir su testimonio como mujer topo. Por un lado, si lo habla en público podría ser una ayuda invaluable para cientos de víctimas de relaciones abusivas. Por otro, todos tenemos derecho a resguardar la intimidad de nuestro dolor. Esto y la desilusión de un mundo mezquino la llevan a un momento de real sufrimiento. Una breve escena en la que Kimmy parece dejar la caricatura y mostrar un asomo de lucidez  frente a un mundo que promete libertad pero que en realidad, posee muchas más puertas cerradas que la prisión en la que estuvo cautiva todo este tiempo.

Un poco de drama que es un lujo. Sirve para acentuar la realidad material en contraposición a esa loca fantasía en la que parecen sostenerse los protagonistas.


Geraldy Cañete

Realizadora de Cine & TV Me gusta el cine, los gatitos y la filosofía, Con tendencias adictivas a las series de TV y las papitas.