Isla de Perros: La Nueva Película de Wes Anderson
Podría describirles con todo lujo de detalles las virtudes del mundo de Atari y la pandilla de perros que lo asisten. La belleza melancólica de un mundo infestado por el diálogo de sordos, y cómo a pesar de todo, un perro y un niño logran sobreponerse a las barreras del lenguaje. Porque el amor es un idioma que entenden todos, incluso los callejeros.
Podría también, contarles sobre todas esas pequeñas marcas que componen lo que conocemos como “las películas de Wes Anderson” y cómo funcionan en Isla de Perros. Incluidos un sentido homenaje al cine japonés, y su elocuente concatenación entre tradición y tecnología. Presentes en la mezcla de técnicas animadas, y la perfecta armonía entre idiomas.
Podría, por último, comentar sobre cómo este violento mundo de líderes miserables con vocación genocida tiene hoy una repercusión más urgente. Comentar sobre los paralelos inevitables con nuestra propio historia de segregación y muerte. Porque Isla de Perros es una película que nos demuestra cómo en contextos de ambivalencia moral, el mayor sentido de justicia lo tienen los niños de 12 años.
Podría escribir sobre ésto y todas esas otras cosas que esperan de lo nuevo de Wes Anderson. Pero al final, la única forma de hacerle justicia es así: