Estreno: Jackie, La Intimidad Y La Historia En Lo Nuevo De Pablo Larraín

Publicado por Geraldy Cañete en

En Jackie, el pasado se convierte en mito bajo los esfuerzos de la ex primera dama. En su debut en inglés, Pablo Larraín explora la intimidad de una mujer que hizo su vida bajo el constante acoso de las cámaras. Experiencia que le entregó un profundo entendimiento de cómo proyectar una cierta imagen importa para hacer historia.

 

A pesar de estar centrada en este breve momento en la vida de Jackie, Larraín utiliza las convicciones de los Kennedy como contraste. Hacia el final de la película Bobby se queja por lo haber «hecho más». Sufre porque el legado de su hermano no incluirá triunfos en aspectos como los derechos civiles para situarlo entre los héroes nacionales como Lincoln. Pero Jackie entiende que la construcción de un relato digno de recordar es tan vital como las políticas de Estado para ser recordado. Mientras su esposo luchaba por cambiar las cosas, ella se empecinaba por entregarle al público imágenes y objetos simbólicos del cuento de hadas de los Kennedy.

La película insiste en esta disonancia gracias a la música de Mica Levi. Mientras que la cámara no le da espacio a Natalie Portman, para escapar a nuestro escrutinio. Del mismo modo en que su protagonista no puede escapar al horror de las tensiones de su época. Larraín contrapone el recorrido por la Casa Blanca televisado en el ’61 y la tensa entrevista de Jackie a una semana de la muerte de su esposo. He aquí el vaivén entre la envidia y la lástima que, en pocos años, pasó a representar.

Natalie Portman regresa en gloria y majestad con una interpretación digna de todos los elogios.

 

Aunque se toma su tiempo en recrear el momento del asesinato, narrado primero por Larraín y luego en la voz de Jackie, la imagen más poderosa de la película es simple. Un plano detalle del ataúd de Kennedy desnudo, sin flores y sin la bandera, a punto de ser sepultado. ¿Porque una imagen tan incidental guarda tanto poder? Porque es el único momento en que advertimos la mortalidad de la leyenda. Hay algo en ese breve plano que iguala a Kennedy con el resto de nosotros.

Bajo la perspectiva de Jackie, el dolor y la privacidad entran en tensión. El asesinato de un líder político representa el fracaso de todos para proteger nuestra democracia. Pero el sufrimiento es un momento íntimo, los modos del cuerpo al enfrentarse al dolor no deberían ser divulgados y sin embargo, la imagen doliente de Jackie inmortalizó la escala de una tragedia.

 

Jackie se tortura por no haber podido salvar a su esposo de la muerte, intentando salvarlo del olvido.

Quizá sin intención, la película muestra la desesperación por construir una fantasía en la que creer. La obsesión del gobierno estadounidense con el modo en cómo son percibidos como nación en el resto del mundo es un sentimiento muy propia de aquella época, como bien relata Hannah Arendt. Y una de las bases de los problemas actuales. Todo lo cual le otorga a Jackie una contingencia importante.


Geraldy Cañete

Realizadora de Cine & TV Me gusta el cine, los gatitos y la filosofía, Con tendencias adictivas a las series de TV y las papitas.