Detroit (2017)
Detroit se basa en las manifestaciones de 1967 en Detroit, Estados Unidos, uno de los conflictos civiles más grandes que han ocurrido en el país del norte, por medio de reconstrucción y hechos ficcionados y dramatizados a partir de registros y entrevistas con los supervivientes de lo ocurrido en el Motel Algiers se nos cuenta la noche de Larry y Fred, dos negros afroamericanos que quieren algo mejor en su vida pero quedan -literalmente- atrapados entre los enfrentamientos armados en las calles y el racismo de la policía de la ciudad.

Dos amigos conversando casualmente en Detroit
Así Lary y Fred terminan la noche en un pequeño motel desde el que un francotirador dispara a las fuerzas del orden -una mezcla de militares, y las policías tanto local como federal- la búsqueda del autor de los disparos y de su arma da pie a una muestra de lo peor del ser humano, por ejemplo, el racismo, el miedo, las mentiras, el abuso de poder, el asesinato y por último las injusticias, tanto a nivel del día a día como en la corte.

Detroit, como Chile en los 80s
Detroit, el racismo y el descontento social: Pasado, presente y futuro
Detroit es una película que me gustó mucho, y es de lo mejor del año, muestra la madurez de Kathryn Bigelow como directora, quien ya con Zero Dark Thirty se perfila como una de las mejores directoras de suspenso, en Detroit no necesita más que un espacio cerrado, un puñado de personajes (los cuales no tienen acciones muy distintas durante el clímax de la película) para mostrar el horror y lo sofocante que es vivir con miedo, solo por el hecho de ser distinto, lo terrible que es vivir con miedo a que te asesinen solo porque te ves diferente, así Detroit es una película de su tiempo, que habla del pasado para que los norteamericanos -y el mundo en general- podamos mirar y reconocer ene este pasado los errores que estamos cometiendo en el presente, porque la violencia, los abusos, la agresividad no es algo que haya quedado en el pasado, es algo con lo que compartimos día a día.