Series Estreno: Better Call Saul, el spin off de Breaking Bad ya está disponible en Netflix

Publicado por Geraldy Cañete en

La universalidad de Breaking Bad, un producto de la tan aborrecida industria del entretenimiento y que no obstante logró hacer coincidir la popularidad y la reflexión, a través de una historia que contenían en sí misma la desgarradora crítica a un estilo de vida inhumano y la fantasía superheroica -o antiheroica, reclamarán algunos- que engancha emocionalmente a las masas, es un tema capaz de inspirar desde acaloradas conversaciones hasta exóticas tesis. Razón por la que los fans la sentimos irrepetible, producto de un afortunado pero delicado equilibrio entre el equipo creativo, los actores, la historia y el contexto en que se emitió.

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Jimmy -I’ve made a huge mistake- McGill

Y esas ganas de atesorarla tal cual, inmaculada, es lo que generó tantas aprensiones desde que se anunció la existencia de un spin off, afortunadamente infundadas, como lo demostró el estreno de Better Call Saul ayer. El primer episodio se acerca lo suficiente a Breaking Bad como para colmar nuestros corazones nostálgicos, pero cuida de alejarse lo necesario como para tranquilizar nuestros temores y permitirnos redescubrir a Saul (ex Jimmy McGill), con la tridimensionalidad que no logramos ver en el pasado.

Dos cuidadosas secuencias inauguran el primer episodio, y bastan para despejar cualquier duda [alerta de spoilers]. En la primera, muda; en blanco y negro; y musicalizada por alguna nostálgica melodía, observamos la rutina de un envejecido Saul, ocultándose bajo un prominente bigote y el mesón de un local de rollos de canela, evidentemente fuera de lugar y temiendo ser reconocido, luego lo vemos llegar a su casa, servirse un trago y mirar antiguas cintas VHS de sus anuncios comerciales. La contextualización perfecta de lo que probablemente llegó a ser la nueva vida de Saul, luego de su cambio de identidad al final de la serie.

Jimmy en la corte

Jimmy en la corte

Le sigue la secuencia de algún juicio absurdo, Saul -por aquel entonces Jimmy McGill (Bob Odenkirk, por supuesto)- dirige un caso inganable que involucra ímpetu de juventud y necrofilia. Absurdo presentado con una precisión digna de los hermanos Coen, introduciendo la precaria condición en que ejercía Jimmy antes de la fama. Y juntas completan los 12 primeros minutos de un episodio que disuelve nuestros temores iniciales.

De aquí en adelante aparece esa mezcla de drama y comedia que tan bien recordamos de lo mejor de BB. La lucidez de Jimmy respecto a los abusos y la falta de ética con que la gente exitosa se dirige por el mundo, tan contraria a la ingenuidad de Walter White, emblema de la moral protestante e hijo ilustre de la tierra de la libertad, tiene su contrapunto cuando conocemos la cercanía de Jimmy con Chuck (Michael McKean), colega abogado que sufre abusos por parte de sus socios quienes se aprovechan de su reclusión voluntaria por temor a los efectos de los campos electromagnéticos (Yeah Bitch!, Magnets!). La frustración de Jimmy por la inocencia esperanzada de Chuck demuestran que alguna vez tuvo lazos emocionales, lo mismo sus intentos por salvar vidas inocentes de las manos de un ofendido Tuco Salamanca (Raymond Cruz) quien intentaba defender ferozmente el honor de su abuelita durante el segundo episodio, poéticamente llamado “Mijo”.

Jimmy y Chuck

Jimmy y Chuck

Otro de los rostros familiares que hemos tenido el placer de ver en los dos episodios disponibles hasta el momento, recordemos que la temporada tendrá un total de 10 episodios a estrenarse todos los martes por Netflix, es Mike (Jonathan Banks) cuya rectitud moral e inflexibilidad lo convierten rápidamente en el némesis de Jimmy, custodiando celosamente la caseta del estacionamiento de los tribunales, cual muro, inamovible e inmune al poder de convencimiento de Jimmy, recordándole cada día, sus falencias. Pero es el encuentro con Tuco, a quien logra convencer de aminorar su castigo hacia los dos jóvenes irrespetuosos, cuestión que renueva su fe en sí mismo y en su capacidad de persuadir a un jurado compuesto de cuidados obedientes.

Recurriendo nuevamente al juego con el fuera de campo y los encuadres compuestos, que traspasen el peso cómico -y dramático, dependiendo- al espacio visual, una serie absolutamente recomendable, y una buena previa al regreso de House of Cards.


Geraldy Cañete

Realizadora de Cine & TV Me gusta el cine, los gatitos y la filosofía, Con tendencias adictivas a las series de TV y las papitas.