Remakes de Mierda: Carrie (2013)

Publicado por Colaboradores AdC en

La moda del remake se ha tomado la industria del cine estos últimos años con resultados tan desastrosos que hemos decidido dedicarles toda una categoría. Para inaugurar estos Remakes de Mierda, uno de los tantos pretendidos intentos por reimaginar a los clásicos pero que son en realidad una copia floja del original como es el caso de la Carrie de Kimberly Peirce, una de esas películas que te hacen caer en el impulso edípico de arrancarte los ojos para no tener que seguir viendo como destruyen la original.

Requiem for a Carrie

Requiem for a Carrie

Pese contar con una actuación bastante decente, la elección de Chloë Grace Moretz les juega en contra en especial considerando a la esquelética, desaliñada y desabrida Carrie de Sissy Spacek, que se transforma en una encantadora y curvilínea adolescente, generando una empatía que en la versión anterior nos costaba mucho más construir, además de desafiar la verosimilitud sobre uno de los puntos centrales tanto del libro de Stephen King como la película de Brian de Palma, ambas sustentadas en la crueldad de los adolescente frente a los más desventajados en cuanto a su aspecto físico y su condición social.

Repasando la Carrie del 74 rápidamente se me viene a la cabeza la tremenda actuación de Sissy Spacek, aterradora, inquietante y perturbadora, con un personaje que transmitía esa rareza y energía amenazante sobrenatural que sin duda inquietaba a muchos. Luego la madre, loca, enferma y fanática de la religión, era la figura más evidente de la maldad y el horror, un personaje que abiertamente representaba el horror de la irracionalidad y la represión absoluta sobre el cuerpo y la vida; y por último el terror atmosférico que De Palma logra construir a partir de la tormentosa relación entre Carrie, su madre y los constante abusos de los compañeros de la joven en su contra. El resultado es una película que transmite un cúmulo de sensaciones opresivas que aterrorizan por el exceso de irracionalidad social mezclada con principios religiosos castigadores, terror que cala profundamente en nuestro inconsciente acompañado de las fuertes imágenes que acompañan los últimos emblemáticos minutos de película.

Usa la fuerza, Carrie

Usa la fuerza, Carrie

En cambio, la Carrie de Pierce -que se esfuerza por construir una Carrie consciente de sus propios poderes- resulta irrisoria, con una protagonista que parece veterana de la academia de Charles Xavier, una suerte de hija perdida Jean Gray cuestión que por supuesto nos obliga a dejar de verla como víctima. En su intento por «reimaginar» -como tan insistentemente afirma Pierce- la novela de King, termina siendo una película teen sobre niños superdotados que sufren de bullying por ser especiales y lo que es peor, no causa terror alguno, signo de fracaso rotundo cuando tratas de emular uno de los grandes clásicos de terror.

Pero no sólo el novedoso ímpetu de juventud de Carrie le resta tensión a su condición de víctima, también el terror religioso no termina de cuadrar en este nuevo escenario de redes sociales y revolución digital (pese a los intentos de Julianne Moore por hacer creíble y coherente a su personaje). Y por último, la transformación en la interpretación de Carrie hace que el momento de la venganza tras la escena del baile pierda toda esa fuerza catártica contenida en la primera cinta, reemplazándola por la espectacularidad jedi de nuestra protagonista.

Y a pesar de los intentos de Pierce por defender su reinterpretación, lo cierto es que lo que hizo fue prácticamente una copia plano por plano pero descansando en el despliegue de la acción más que en la contención y opresión que tan bien desarrolló De Palma,  lo que nos hace sospechar que su imaginación es bastante desértica y pobre. Carrie 2013, una película que apostó a lo grande y fracasó rotundamente, ligeramente por sobre nuestra ya comentada The Wicker Man.


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