Estreno: Casi un Gigoló

Publicado por Geraldy Cañete en

Para aquellos en busca de películas menos estrambóticas que los numerosos blockbusters que recientemente pueblan nuestra cartelera local, este jueves se estrena en nuestras salas Casi un Gigoló (Fading Gigolo, 2013), el quinto título que se adjudica John Turturro como escritor y director y que además protagoniza. Una aparente comedia romántica salpicada del drama inherente al sexo y las muchas frustraciones de las que es testimonio representadas con gracia por Turturro a través de las aventuras de Fioravante, un hábil florista que se convierte en gigoló freelance gracias a la insistencia y capacidad de persuasión de su gran amigo Murray (Woody Allen).

Murray (Woody Allen) y Dovi (Liev Schreiber)

Murray (Woody Allen) y Dovi (Liev Schreiber)

Una comedia que si bien respira el mismo aire que la obra de Allen, mantiene su distancia y explora la incomodidad de la comunicación en la intimidad y la facilidad con que podemos acostumbrarnos a la soledad. En su incipiente carrera, Fioravante encara el dolor de sus clientas frente a la frivolidad de sus vidas cotidianas hasta que él mismo termina haciéndose consciente de su propia soledad gracias a la intromisión Avigal (Vanessa Paradis), una en extremo solitaria viuda que rige su vida bajo las doctrina del judaísmo jasídico y que es vigilada de cerca en su camino a la emancipación, por su vecino y patrullero de la Shomrim de Brooklyn, Dovi (Liev Schreiber), quien por supuesto lleva años enamorado de ella.

Una película que a pesar de su aparente liviandad explora las raíces del egoísmo y la inseguridad masculina perpetuados por generaciones y disfrazado las veces de doctrina religiosa, así como la necesidad de generar intimidad y el miedo a la propia vulnerabilidad invisibilizados en una sociedad fetichista e hipersexualizada. Sin embargo, Turturro parece perder el foco en ocasiones, indeciso con un guión que no se decide entre los equívocos y el desamor y que, quizá demasiado fascinado con sus personajes, genera inconsistencias en el relato. Al final, una película nostálgica y graciosa, que se ríe de la abrumadora inmadurez emocional con la que se puede llegar a la mediana edad explotando ese humor neurótico inaugurado por Allen.


Geraldy Cañete

Realizadora de Cine & TV Me gusta el cine, los gatitos y la filosofía, Con tendencias adictivas a las series de TV y las papitas.