Suburbicon – En Cartelera
Existen películas certeras en las que cada elemento suma al relato y su sentido, películas que se construyen plano a plano y en las que ningún detalle sobra. Los Coen tienen unas cuantas pero Suburbicon -la adaptación que hace George Clooney de un guión que escribieron los hermanos décadas atrás- no es una de ellas.
Una distópica (o idílica, dependiendo de vuestras preferencias electorales) comunidad es golpeada por el crimen justo luego de verse forzados a convivir con los Mayers, la primera familia afroamericana en llegar al barrio. Lamentablemente, las vicisitudes de la integración y sus potenciales daños al corazón de la sociedad norteamericana blanca mantienen a los vecinos de Suburbicon demasiado ocupados como para atender las brutalidades que están ocurriendo en la casa de al lado. La historia del derrumbe de Gardner Lodge (Matt Damon) tiene más de un paralelo con Fargo, similitud que no le favorece para nada, pero la película cambia rápidamente de perspectiva situándonos desde el punto de vista de Nicky (Noah Jupe) que mira con una mezcla de pánico y confusión los errores de su padre y su tía (Julianne Moore).
Los crímenes que se cometen en virtud de la prevención del crimen y el utilitarismo de una época engolosinada con la promesa de prosperidad aparecen como los pilares fundamentales de la estigmatización racial, y es la gran crítica de Suburbicon. Clooney, que insiste en que la película no debería considerarse una comedia, logra unas cuantas secuencias homenajeando a los Coen aunque con un tono menos pesimista. Con un ritmo desigual, la película revive su vigor con la intromisión de Oscar Isaac como el agente de seguros de Gadner. Aun así, la falta de conexión entre los Mayers y los Lodge es una deuda evidente.
Sí, Suburbicon nos recuerda a la comunidad como el espacio de los comunes, en este caso, siendo todos comúnmente indolentes. El racismo como justificación de la violencia inherente a un grupo reprimido y disfuncional obsesionado con las apariencias, es el vínculo entre los Mayers y Nicky, su único aliado. Pero la posición de víctimas no le alcanza para cohesionar un relato que se pierde en la nostalgia y parece no oir las voces de aquellos que pretende defender.
