3 Razones por las que Recomendamos The Flash

Publicado por Geraldy Cañete en

Con una exitosa primera temporada recién finalizada (sniff), The Flash continúa el camino de su predecesora -y en cierto modo hermana- Arrow, reclamando la pantalla chica para el universo DC pero con una propuesta mucho más colorida y menos desesperanzadora.

El mundo de Barry Allen (Grant Gustin) es significativamente menos oscuro -pero no por eso menos violento- que el de su colega arquero, y aunque la serie está lejos de poseer la madurez formal de otras de su tipo (ejem, Daredevil), sí presenta propuestas interesantes para el género y que le permitieron despedir con la frente en alto esta primera entrega.

Reverse Flash uno de los villanos mejor trabajados.

Reverse Flash uno de los villanos mejor trabajados.

En primer lugar, la pérdida no es lo más importante. Gran parte de los relatos fundacionales sobre superhéroes que se han estrenado en los últimos años, justifican la ambivalencia moral de sus protagonistas dadas las trágicas muertes que marcaron sus orígenes y/o las devastadoras consecuencias de sus cruzadas justicieras, regresando al paradigma nietzscheano “Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti”. En el caso de Barry, a pesar de que el misterio que rodeó a la muerte de su madre y posterior encarcelamiento de su padre determinó su decisión de optar por una carrera con aplicaciones forenses, su identidad como superhéroe descansa no en el deseo inconsciente de venganza, ni de autocastigo por haber sido incapaz de evitar dichas pérdidas, sino en un deseo activo por proteger a los que ama (entre ellos su familia adoptiva) y a los inocentes. De modo que su supervelocidad se siente más como un obsequio que le permite expandir lo que ya venía haciendo en su trabajo, que como una carga inexorable.

El sacrificio del héroe (?)

El sacrificio del héroe (?)

La serie utiliza constantemente sus encuentros con Oliver para recalcar este punto, pues a diferencia de él, Barry no necesita ni debe abandonar sus ideales de justicia para convertirse en The Flash, sino muy por el contrario, abrazarlos y defenderlos. Pero también son interesantes los principios que arrastra de las 4 figuras paternales que lo rodean; el ideal de justicia inspirado por la situación de Henry (John Wesley Shipp), su padre biológico; el altruismo de Joe (Jesse L. Martin) su padre adoptivo; la valentía de Oliver; y los logros intelectuales de su sifu científico, Harrison Wells (Tom Cavanagh), probando que la identidad también se construye en un diálogo con los otros. Y sumando las virtudes extraídas de aquellos a quienes admira, el que sea capaz de disfrutar de sus nuevas habilidades, animado de cerca por su team en S.T.A.R. Labs, nos permite también a nosotros abandonarnos a esas fantasías heroicas infantiles, sin culpa.

not a regular superhero, a cool superhero.

not a regular superhero, a cool superhero.

Segundo, se aleja estéticamente de ese sobreexplotado imaginario post apocalíptico, salvaje y oscuro. Una valiente contestación a lo que muchos llaman el “efecto Nolan”, oponiendo a esos mundos de colores poco saturados y muertes innecesarias, la vitalidad de los exteriores y la luz de día, además de mantener los daños colaterales al mínimo. Un gesto noble por combatir un recurso que se vuelve cada vez más facilista, el del sufrido antihéroe convertido en asesino y caído a la tragedia, con el orgullo de la ñoñez autoconsciente.

Pero también en su persecución de los metahumans, nombre con que bautizaron a aquellos “mejorados” por el accidente del colisionador, eventualmente Barry debe contemplar la posibilidad de la ejecución como el modo más eficaz de asegurar la paz, y es entonces cuando debe “matar al padre” y aceptar las diferencias que lo separan de the arrow. Separándose ya no sólo estética sino que ideológicamente de su mentor. Y así la serie se permite además acercarse a la comedia, a veces cargada al romance, a veces a la trivia pop, reservando el dramatismo para aquellos momentos que en realidad lo ameritan, ofreciéndonos de paso un respiro a tantos mundos acabados y vidas desperdiciadas.

Not a regular superhero. A cool superhero.

 

Y por último, su constante intertextualidad. Como buena hija de su tiempo, y considerando que comparte pantalla con Supernatural (una de las series más meta del momento), está llena de easter eggs y referencias no sólo al cómic, sino a sus proyecciones televisivas pasadas, y a la cultura pop en general. Habiendo sido Barry introducido en el noveno capítulo de la segunda temporada de Arrow, su propio origen está ya marcado por el parentesco entre ambas, recurso que se repite durante los varios episodios que reúnen a ambos y que los colocan también como referentes para la recientemente anunciada nueva producción: The Legends of Tomorrow.

Pero también está llena de autoreferencias, sin ir más lejos, el que John Wesley Shipp interprete al padre del héroe que representó décadas atrás, o el que Mark Hamill volviera como Trickster, en un episodio que mezcla un look tipo Silent of the Lambs, con parafraseos a Star Wars y chistes sobre Breaking Bad, un coctel irresistible para nuestro ñoño interior.

Santos crossovers

Santos crossovers

Una serie con una propuesta formal refrescante, y en cierto sentido más honesta con la generación a la que pertenece, la nuestra, que creció alejada de las grandes preocupaciones históricas. Una serie que se reconoce en su ingenuidad y no pretende dar cátedra de cuestiones que escapan a sus capacidades narrativas, que prefiere en cambio centrarse en aspectos más psicológicos, respaldados por las impecables interpretaciones de Gustin, Martin y Cavanagh .

Pero aunque tiene muchas cosas que mejorar, entre ellas sus efectos visuales y el desarrollo de sus protagonistas femeninas, parece más firme en su identidad (mucho más de lo que podemos decir de Arrow, que aceptémoslo, va en picada). Y aún así, con un final de temporada lleno de pérdidas, que marca la madurez de su héroe y anuncia la necesidad de un cambio.


Geraldy Cañete

Realizadora de Cine & TV Me gusta el cine, los gatitos y la filosofía, Con tendencias adictivas a las series de TV y las papitas.