MiniReview: Ángela, Locura, Iglesia y Lucifer

Ángela o Angela und der Engel, es una de esas películas que te sientas a mirar y terminas con una sensación de desamparo frente a la infancia y la mirada desorientada de sus protagonistas. La película dirigida por Rebecca Miller -ahora dedicada a fotografía de moda- y estrenada en 1995 es, sin duda, una de esas películas perturbadoras que no puedes dejar de ver.

Ángela

Protagonizada por Miranda Rhyne como Ángela y Charlotte Blythe como su hermana pequeña, Ellie; nos cuenta el relato de una familia norteamericana desarticulada por la enfermedad mental de la madre sumado al fracaso de los progenitores en su carrera musical, este fracaso los lleva a mudarse a un barrio en las periferias de New York, donde las tendencias suicidas de la madre se agudizan comenzando a afectar a sus hijas.

Angela

En este entorno Ángela de 12 años, se siente culpable de la desgracia de su madre, y busca por medio de la religión una forma de redimir su pecado -y el de su hermana- para poder recuperar el cariño de la madre, comenzamos a ver como la película comienza adentrarse en la propia inestabilidad mental de la protagonista, quien tiene visiones y conversaciones con Lucifer, visiones de la virgen y todo tipo de reflexiones entornos a como “salvarse y salvar” a su hermana. Para quienes fuimos criados católicos (y aunque muchos reneguemos de ello) esta película tiene mucho del aura y el “extrañismo” que uno siente cuando te explican “la palabra de Dios”, la forma en como los niños comprenden la religión a tan temprana edad y forma en la que es experimentada en nuestra fértil -y pequeña- imaginación.

Un gran punto alto en Angela es la atmósfera construida para lograr interpretar la angustia del niño frente al mundo adulto y es por esto que pese a los errores técnicos y el bajo presupuesto merece que nos tomemos un tiempo para visionarla.

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